LAS SIRENAS DE JEJU | YOUNG-SOOK
LAS SIRENAS DE JEJU
Por 영숙 Young-Sook04 de abril, 2024.
Cuando comenzamos Locas por Korea, decidimos usar seudónimos para cada una de las miembros. Hye-Jin al ser la que tiene más conocimiento en el idioma coreano nos explicaba el significado de los nombres que se nos iban ocurriendo. Yo al inicio decidí tomar algunos nombres de personajes de dramas que había visto, pero en realidad ninguno me llamaba la atención. Buscaba algo con un significado especial para mi, lo que me llevó recurrir a la literatura coreana que hasta entonces había consumido y mi mente enseguida viajó al libro La Isla de las Mujeres del Mar de Lisa See. Esta novela cuenta la vida de dos amigas, Young Sook y Han Mi-Ja y su vida como haenyeos en la época de la ocupación japonesa. La Isla de las Mujeres del Mar no solo me regaló una gran historia, si no también curiosidad por el contexto histórico y cultural en el que se desarrolla, de tal manera que me di a la tarea de investigar más a fondo que son las Haenyeo.
Resulta que las Haeyeo (해녀 en hangul) son mujeres que se dedicaban al muljil o buceo, que data del año 503 a.C. Se sumergían en las profundidades por periodos prolongados con descansos intermedios de un par de minutos, únicamente cargadas con sus tewak para recolectar mariscos como abulones o erizos de mar, conchas, algas y pulpos.

Durante siglos, estas mujeres desempeñaron este trabajo de alto riesgo de forma tradicional, sin tanques de oxigeno, trajes de neopreno o arma alguna, enfrentándose no solo al ataque de tiburones o accidentes con las embarcaciones que también buscaban pescar, si no también a las inclemencias del tiempo. Hacían uso de sus increíbles habilidades para resistir las altas temperaturas del mar, controlar la respiración, conocer su presión y sus niveles de oxigeno entrando a las profundidades del mar y saliendo a la superficie a dejar lo recolectado hasta por 7 horas al día, durante 3 meses al año. Algo que me impresionó fue el sumbisori, que es un sonido similar al de un silbido que hacen cada vez que salen a la superficie y exhalan el aire que estaban conteniendo. Cada sumbisori es diferente y se dice que representa la dura vida de las haenyeo.

El muljil (buceo), su sabiduría y habilidades se pasan de generación en generación, de las más experimentadas a las más jóvenes. Hay 4 categorías establecidas de Haeyeo: las hagun, que son las principiantes, niñas que con 7 u 8 años comenzaban con inmersiones de poca profundidad, entre 3 y 5 metros. Las junggun, que es el nivel intermedio, alcanzando profundidades de 4 a 8 metros. Las sanggun, mujeres de nivel avanzado que rebasan los 8 metros de profundidad y por último las Daessangun, las más experimentadas, capaces de mantener el aire por hasta tres minutos y sumergirse a más de 15 metros de profundidad, algunas eran mujeres de 80 años. Las Daessangun también tenían que liderar las expediciones de buceo, controlar la seguridad de todas y participaban en la toma de decisiones del pueblo.
Cada pueblo contaba con 3 o 4 bulteok, o comunidades de haenyeo. Cada comunidad tenía su propia playa y su propio bulteok, esta estructura que las buceadoras usaban para descansar, recolectar su pesca del día, compartir consejos o que recibieran instrucciones de la Daessangun.

Por cientos de años, estas sirenas fueron el sustento económico de sus familias y un pilar importante en la economía de Jeju. Lo interesante es que el rol de ama de casa abnegada que, hasta la fecha, es muy importante para la cultura coreana estas mujeres casi no lo desempeñaron, lo que las hace una figura ancestral sobresaliente. Otro trabajo interesante de las haenyeo, fue la preservación del ambiente marino, ya que cada bulteok administraba sus granjas en cooperativas, dividiendo el territorio y las temporadas de pesca con la finalidad de no agotar sus recursos.
En el 2016 esta práctica fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, sin embargo por la falta de interés, esta podría desaparecer. Aunque la tradición dicta que los conocimientos tienen que heredarse de madres a hijas, actualmente existen escuelas que junto con el museo de Haenyeo de Jeju buscan mantener viva esta cultura y difundirla entre la población más joven.
FUENTE:
UNESCO
Programa Universitario de Estudios de Asia y África
JAZOO Yang
Cuando comenzamos Locas por Korea, decidimos usar seudónimos para cada una de las miembros. Hye-Jin al ser la que tiene más conocimiento en el idioma coreano nos explicaba el significado de los nombres que se nos iban ocurriendo. Yo al inicio decidí tomar algunos nombres de personajes de dramas que había visto, pero en realidad ninguno me llamaba la atención. Buscaba algo con un significado especial para mi, lo que me llevó recurrir a la literatura coreana que hasta entonces había consumido y mi mente enseguida viajó al libro La Isla de las Mujeres del Mar de Lisa See. Esta novela cuenta la vida de dos amigas, Young Sook y Han Mi-Ja y su vida como haenyeos en la época de la ocupación japonesa. La Isla de las Mujeres del Mar no solo me regaló una gran historia, si no también curiosidad por el contexto histórico y cultural en el que se desarrolla, de tal manera que me di a la tarea de investigar más a fondo que son las Haenyeo.
Resulta que las Haeyeo (해녀 en hangul) son mujeres que se dedicaban al muljil o buceo, que data del año 503 a.C. Se sumergían en las profundidades por periodos prolongados con descansos intermedios de un par de minutos, únicamente cargadas con sus tewak para recolectar mariscos como abulones o erizos de mar, conchas, algas y pulpos.
Tewak: herramienta hecha de calabaza, a la cual le quitan las semillas y sellan
los agujeros para ayudar a las Haenyeo a nadar en el mar.
Durante siglos, estas mujeres desempeñaron este trabajo de alto riesgo de forma tradicional, sin tanques de oxigeno, trajes de neopreno o arma alguna, enfrentándose no solo al ataque de tiburones o accidentes con las embarcaciones que también buscaban pescar, si no también a las inclemencias del tiempo. Hacían uso de sus increíbles habilidades para resistir las altas temperaturas del mar, controlar la respiración, conocer su presión y sus niveles de oxigeno entrando a las profundidades del mar y saliendo a la superficie a dejar lo recolectado hasta por 7 horas al día, durante 3 meses al año. Algo que me impresionó fue el sumbisori, que es un sonido similar al de un silbido que hacen cada vez que salen a la superficie y exhalan el aire que estaban conteniendo. Cada sumbisori es diferente y se dice que representa la dura vida de las haenyeo.
El muljil (buceo), su sabiduría y habilidades se pasan de generación en generación, de las más experimentadas a las más jóvenes. Hay 4 categorías establecidas de Haeyeo: las hagun, que son las principiantes, niñas que con 7 u 8 años comenzaban con inmersiones de poca profundidad, entre 3 y 5 metros. Las junggun, que es el nivel intermedio, alcanzando profundidades de 4 a 8 metros. Las sanggun, mujeres de nivel avanzado que rebasan los 8 metros de profundidad y por último las Daessangun, las más experimentadas, capaces de mantener el aire por hasta tres minutos y sumergirse a más de 15 metros de profundidad, algunas eran mujeres de 80 años. Las Daessangun también tenían que liderar las expediciones de buceo, controlar la seguridad de todas y participaban en la toma de decisiones del pueblo.
Cada pueblo contaba con 3 o 4 bulteok, o comunidades de haenyeo. Cada comunidad tenía su propia playa y su propio bulteok, esta estructura que las buceadoras usaban para descansar, recolectar su pesca del día, compartir consejos o que recibieran instrucciones de la Daessangun.
Por cientos de años, estas sirenas fueron el sustento económico de sus familias y un pilar importante en la economía de Jeju. Lo interesante es que el rol de ama de casa abnegada que, hasta la fecha, es muy importante para la cultura coreana estas mujeres casi no lo desempeñaron, lo que las hace una figura ancestral sobresaliente. Otro trabajo interesante de las haenyeo, fue la preservación del ambiente marino, ya que cada bulteok administraba sus granjas en cooperativas, dividiendo el territorio y las temporadas de pesca con la finalidad de no agotar sus recursos.
En el 2016 esta práctica fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, sin embargo por la falta de interés, esta podría desaparecer. Aunque la tradición dicta que los conocimientos tienen que heredarse de madres a hijas, actualmente existen escuelas que junto con el museo de Haenyeo de Jeju buscan mantener viva esta cultura y difundirla entre la población más joven.
FUENTE:
UNESCO
Programa Universitario de Estudios de Asia y África
JAZOO Yang